El puto móvil en silencio

Una manía arrastrada desde los tiempos de la mala conciencia. 6 llamadas perdidas y un mensaje "Ha muerto el abuelo, besos". Ha tenido que ser duro escribirlo, hasta para él, humanista y científico a partes iguales, mi padre.

Nos parecíamos como dos gotas de agua, de ahí que me pusiera tan triste al ir a verle. En su salón, postrado en el sofá, sin memoria, apagándose poco a poco, un reflejo de como será probablemente mi final. Se ha quedado en 88, un número redondo y bonito, se ha parado un 8 de enero a las 8.

Me encuentro raro, siempre que la muerte me ha acariciado de refilón siento el mismo regusto acre en la garganta. No sé si es tristeza, si lloraré, a veces pienso que no tengo sentimientos normales. La vida sigue, aunque con un personaje menos en la obra, le echaré de menos. Gran parte de lo que tengo, de lo que soy se lo debo a él. Le dediqué NY, espero que en el fondo de donde estuviera su mente lo sintiera.

Show must go on!!!