Son esos que te asaltan a traición, que aparecen al abrir un cajón o hurgar en los bolsillos de un pantalón que estás a punto de echar a lavar. No asustan la mayoría de las veces, pero provocan un desasosiego que dura siempre un segundo más de lo deseado. Les gusta vivir en lugares oscuros y húmedos de la memoria, esconderse en las sombras de ciudades que has visitado y esperar. He buscado un antídoto contra ellos y no lo he encontrado, no consigo alejar sus patas temblorosas, sé que están ahí, que tarde o temprano volverán. Mientras, los días vuelan en la ciudad que nunca duerme, rápidos pero a la vez mansos. A pesar de sus intentos, me siento bien.
Apunte musical para esta tarde que en casa es ya madrugada: Segundo Premio
Nota al margen: me gusta a ir a los museos porque descubro gente y cosas. Hoy ha sido Jindrich Stirsky un fotógrafo surrealista checo. No me preguntéis porqué, pero también conozco a Emilie de verla en mis sueños.
2 comentarios:
Uno se cree que las borró el tiempo y la ausencia, pero su tren vendió boleto de ida y vuelta.
Son aquellas pequeñas cosas que nos dejó un tiempo de rosas.
Nos hacen que lloremos cuando nadie nos ve.
Lo que no se convierte en recuerdo no fué. Y recordar...es vivir dos veces...por tanto, recuerdos, divino tesoro!!!
Pero como también dijo alguien..."recuerdo lo que no quisiera, y no puedo olvidar lo que quisiera".
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