22/4/09

Sorpresas...


Así se titulaba y sobre ellas versaba el posteo de hoy, pero he cambiado de opinión. Tengo la cabeza en otra parte y una imperiosa necesidad de desaparecer, aunque sea por unas horas. He borrado todo lo escrito, así que otro día os hablaré de los sentimientos encontrados que me asaltaron al abrir el buzón el pasado martes. Voy con retraso, en el blog, en la ofi, en mi vida. Voy con retraso y los días pasan volando raso. Me siento como un híbrido entre el conejo de Alicia y Sísifo... curiosa y antinatural mezcla. Viene a mi mente, una foto en la portada de El Mundo de hoy: un joven pirata somalí de 16 años es escoltado en su aterrizaje en Estados Unidos por agentes armados del FBI. Su cara denota un pánico atroz, similar al que reflejarían nuestros rostros al aterrizar en un planeta de la costelación de Orion después de ser abducidos por seres de una raza pretendidamente superior. He pasado la tarde en las catacumbas de ese periódico rodeado de esa imagen y de diferentes especímenes empresariales de gris diverso. Ninguno ha reparado en esos ojos. Un servidor mientras se sentía taladrado desde diferentes ángulos por el chico del impermeable azul se ha preguntado para qué coño trabajo en perpetuar este sistema caduco y condenado al fracaso. Podremos detenerles, pero siempre habrá detrás otro niño aterrado que empuñará el fusil y apretará el gatillo. Lo dicho, creo que debo irme a dormir...
¿Por qué os propongo un vídeo de Niza? Porque hoy necesito de postre un caramelo envenenado. Además, ¿A quién no le han regalado nunca un jersey?