5/4/08

La inacción

Pablo suelta la cuchara y mira la mancha anaranjada de tomate en su bata. Está harto de tener que comer todos los días, de los lunes de puré, los martes de macarrones y los miércoles de menestra. Está harto de sus cuatro años, de vivir en la ciudad de mierda a la que se ha trasladado su padre en busca de un puesto fijo.  Lleva días madurando la idea, lo ha decidido, a partir de ahora simplemente no hará nada, ha descubierto su derecho a la inacción y piensa ejercerlo hasta las últimas consecuencias... ya ha dejado de comer, ahora le toca el turno a respirar...

El golpe de su cabeza contra la mesa y los gritos de Sonia chorreando sopa rompen la desordenada calma del comedor. La señorita Luz corre asustada hasta Pablo, que con la mirada perdida y la cara violácea, esboza una sonrisa de triunfo que por un instante hiela la sangre de la joven profesora.

- Lo he visto
- Qué dices Pablo?
- La luz
- ¿Qué luz?
- La luz rosa
- No digas tonterías
- No es ninguna tontería, es verdad
- Anda levanta, vamos a limpiarte y a llamar a tu madre

Ante la atónita mirada del resto de niños, Pablo y Luz salen del comedor camino del despacho de la directora.

- Ya sé lo que quiero.
- ¿Cómo?
- Que ya se lo que quiero.
- ¿Y qué es, bonito?
- Nada

Luz acelera el paso, está deseando librarse de la presión que la pequeña mano del niño ejerce sobre la suya. Se siente incómoda, es una sensación recurrente,  sucede cada vez que uno de los pequeños expresa en voz alta una verdad que por su obviedad escapa al entendimiento de los adultos. En este caso, la aparentemente frágil figura de Pablo, amplifica el desasosiego.



. Descansa
- ¿Qué?
- La vida no es algo tan serio...
(Asombro)
- ¿Tú como lo sabes?
- Me lo dijo la luz rosa
- Eres un niño con mucha imaginación...



1/4/08

La oscuridad

Frotó sus manos con fuerza. La sangre y la grasa se habían incrustado de tal forma bajo las uñas, que parecía imposible arrancarlas de allí. Levantó un segundo la mirada y atisbó en el espejo un rostro descompuesto y lívido. 

Pronto encontrarían su escondite pensó. Daba lo mismo, no habría una próxima vez. No le cogerían. La bombilla del porche zumbó cuando una polilla chocó contra ella. A se encaminó parsimoniosamente hacia el viejo Taurus del 79. Hasta las seis de la mañana no salía su avión, aún tenía tiempo de dormir un rato en el párking y tomar un asqueroso café de los que servían en la terminal doméstica.

SILENCIO




Como en este caso como en el del pueblo saharaui, la cultura de civilizaciones está en silencio...en este puto país discutido y discutible se crean nuevas naciones mientras antiguas naciones, invadidas de verdad por otro pueblos (eso si de izquierda claro, Gaspi ni mú), siguen ignoradas...tristeza y asco para comenzar la mañana amigos




Free Tibet

Sr. Bekele


Si hay Dios no creo que corra ni la mitad que el Sr. Bekele. El etíope es un auténtico prodigio de la naturaleza. He visto a Bekele ganar sobrado mil carreras, pero lo de ayer en Edimburgo lo supera con creces.

La carrera empezó como todas, con el ¡pum!, marica el último. Y en la primera vuelta del Mundial de Cross pierde la zapatilla, lo que es al atletismo como quedarse sin espada en un duelo de esgrima. Pero el Sr. Bekele para, busca su zapatilla, se la ata y sigue corriendo.

Si no fuera Dios, habría quedado segundo.

31/3/08

Los sonidos de Windows 98&XP

Lo que hace el talento...



... aunque no lo pondría ni como tono del movil.

:)

30/3/08

Ingrávidas y Gentiles

A veces las emociones trascienden el alma humana y se escapan a través del aliento formando una bola. El que las tuvo dentro la ve gris, áspera y plomiza, como una bola de demolición que momentáneamente ha roto la cadena que la mantenía unida a su alma y que, irremediablemente, volverá para chocar con su cuerpo, arrastrándolo todo a su paso.

Es fácil ver la bola desde fuera, porque parece transparente, suave y liviana, como una burbuja de jabón. Por eso desde fuera es fácil atacar las emociones con una pequeña aguja y explotarlas, porque se está seguro de que, dentro, no hay nada sino aire.

En mi mp3 tengo Ballbreaker de AC-DC y Cantares, de Serrat versionando a Machado. Según el ánimo me pone una u otra, el "you are a / ballbreaker" o el "yo amo los mundos sutiles / ingrávidos y gentiles / como pompas de jabón". Con las emociones tiende a pasarme lo mismo. Pero, al final, el operario consigue detener la bola de demolición.

Siempre.