22/10/08

30 monedas de plata


Sopeso una de las monedas y siento el reconfortante calor que me provocan las otras veintinueve que descansan seguras en el bolsillo. Llego a la barra y pido un cerveza muy fría. Recalco este detalle a la chica que me sirve. Odio las medias tintas casi tanto como la cerveza tibia.
A Jota ya le deben de haber pateado la cabeza, pienso mientras miro el escote de la rubia que siempre merodea al fondo del bar. Por un momento siento un leve remordimiento imaginando el daño que a buen seguro le van a infringir esos animales. Doy un trago largo y olvido, no es mi problema. Tengo la certeza de saber que mañana me levantaré con una resaca de muerte en un apartamento desconocido, con las ingles y el culo ardiéndo. Ese sí es mi problema, no que unos cuantos nazis liquiden al hippy.
La canción termina lánguidamente, mezclada con las primeras notas del siguiente tema. Me suena, creo que esta la toca un tío inválido al que no me atrevería nunca a mirar a los ojos...

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