9/10/08

Inkville



 En Inkville, sólo los felices pueden escribir. Tal vez por eso las tarjetas que se producen en la vieja imprenta al final de la calle principal sean la industria más representativa del lugar. Del azucarado cerebro de los escribanos de Wallace & Sons directamente a los estantes de las papelerías, colmados y tiendas de medio país. Hasta la señora Williams encontró una en un viaje de pesca que realizó junto a su difunto marido a Florida.
Por eso y porque el primer día de frío del otoño todos los varones de la pequeña ciudad se constipan, Earl se siente un tipo raro: siempre está triste, emborrona con fiereza bloc tras bloc y hoy, 9 de octubre se siente más sano que nunca.
Mira por la ventana, el viento juega con el semáforo situado sobre el cruce de Arrow y West. Abre una de las hojas y desnudo, aguanta la respiración intentando que el frío acaricie cada rincón de su cuerpo mientras piensa en las vacaciones pasadas, en la camiseta de basket que acaba de comprar por internet, en las canciones de Steve Wynn en los postres de su madre y en lo maravilloso que sería poder trabajar para el viejo Wallace...

 

2 comentarios:

Flánagan dijo...

Sólo los felices???... ya empezamos con la xenofobia.

El Agente Naranja dijo...

Se empieza así y se acaba como en la fuga de Logan... ¿Cómo te encuentras?