14/9/08

Llamadas perdidas




Fue mi primer disco de La Costa Brava, escuchado por primera vez en un año en el que la G dominaba mi existencia. Mientras limpiaba la casa fui aficionándome a las melodías de Algora y Fernández, que me resultaban graciosas, sin ponerle mucha atención a la letra, contrariamente a lo que me ocurre normalmente con la música. Las siguientes escuchas fueron más relajadas en el trayecto de la R-2. Lo irónico y lo profundo se mezclaban en varias de sus letras. Me aficioné a las pijas de mi ciudad, a Vania Millán protagonizando cumpleaños y a la chica del segundo B.

Dos años después los vi por primera vez en la Heineken en un Low Festival, cuando el alfabeto había seguido su curso y la M estaba en primer plano. De aquel concierto recuerdo a Algora a un vaso de tubo pegado y a un Fran Fernández en un segundo plano. Sólo lo vi otra vez, en el Low, un concierto de corte surrealista en una sala no concebida para el sonido en directo, o al menos aquella noche. Los 3 conciertos siguientes fueron de Nixon en solitario, pero los grandes temas del disco se repitieron.

La última vez ya no estaba Algora. Un concierto surrealista, como dijo mr. Orange, en un lugar tan surrealista como la Expo Zaragoza. La actuación estuvo de puta madre, de principio a fin, con el toque amargo de pensar que no vas a volver a escuchar otra vez a las pijas en directo, aunque puede que repitan en Madrid.

Hoy me he vuelto a poner la canción, pero ya no tiene ni puta gracia.

2 comentarios:

El Agente Naranja dijo...

Aunque si pulsas manzanita Z en el ABECEDARIO caes en la C y aún dibujas una sonrisa tan surrealista como liberadora y sincera...

ophelia dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.