7/3/08

El valor de una vida


Hace unas horas, ETA ha vuelto a matar y el país se ha paralizado. Sobre todo el universo político. Campaña, actos... las detonaciones han adelantado la jornada de reflexión y nos a obligan a vivirla de nuevo con rabia y asco, no con la serenidad necesaria que nos permita elegir al menos malo.

Muchas veces he reflexionado sobre lo relativo del concepto vida desde su antagonista, la muerte. A saber, siempre he percibido que las vidas siendo su valor teóricamente absoluto, no "cuestan" y perdonadme el triste término, lo mismo.
147.000.000 de muertos en el siglo XX en conflictos bélicos, a los que debemos de sumar los asesinados, desaparecidos...  las cifras marean todo ese dolor hace que mi cerebro se quede bloqueado al ver el alcance que puede tener un crimen en singular. No se si somos hipócritas o simplemente animales capaces de adaptarse a todo por sobrevivir en un medio ambiente hostil. ¿Cúantos niños tiene que morir en un campo de refugiados para darnos cuenta que todas las campañas del mundo tendrían que estar paralizadas? ¿Cuántas mujeres desaparecer? ¿Cuántos ajustes de cuentas? 
Al final, el lenguaje nos da la clave: "¿Cuántos?". Las vidas se han convertido en mercancías, y como mercancías están sujetas a la ley de la oferta y la demanda, ergo cada una tiene un precio diferente. Hay vidas caviar y vidas mierda. ¿Vale lo mismo la vida de Leonor que la de Minetu? 
Que cada uno saque sus conclusiones, eso sí, sin olvidar que vuestro bien más preciado es un producto sujeto a las fluctuaciones del mercado.

5 comentarios:

naranjito dijo...

Antes de los 4 tiros del mediodía he oído a un especimen menospreciar las víctimas de violencia machista porque son muchas menos "que las de los accidentes de tráfico".

Lo cierto es que sólo vemos como tales las muertes que nos resultan cercanas, algo de lo que ya hemos hablado.

El oído se acostumbra a despertarse y escuchar en las noticias "atentado en Iraq, 20 muertos civiles" como el olfato se acostumbra a un olor pasados cinco minutos.

En fin, lo de siempre.

Taf dijo...

Cierto...

Todavía recuerdo aquel verano en el que nos enteramos de que un niño había muerto atropellado por un coche mientras daba un paseo en bicicleta... Hasta aquí, era una noticia más; se me vino el alma al suelo cuando comprobé que hacía unas semanas, habíamos estado viendo correr a ese pobre crío en una competición de MTB.

naranjito dijo...

joder, lo había olvidado...

El Agente Naranja dijo...

Lo que confirma mi teoría...

Flánagan dijo...

Es cierto el tono de cinismo que rodea el valor unitario o colectivo de la muerte.